Experiencias de un español en Omán, un tranquilo país en la boca del Golfo Pérsico.

miércoles, 21 de enero de 2009

India (IV) Thiruvananthapuram

Supercalifragilisticoespialidoso,
aunque suene extravagante, ¡Raro y espantoso!
Si lo dice con soltura sonará harmonioso,
supercalifragilisticoespialidoso.

................................................Mary Poppins



¿Alguna vez has viajado como una maleta? Este tren nos lleva a la capital de Kerala, Thiruvananthapuram. No se a ti, pero a mí me recuerda a la canción que los hermanos Potter escribieron para el viejo Walt.


El tuc-tuc o rickshaw es el medio de transporte más rápido en este tráfico, pero no el más seguro. Naomi llama a la ciudad de la misma forma que la llamaban sus compatriotas cuando colonizaron la India, Trivandrum y, la verdad, por mucho que se empeñe el gobierno, los indios también la llaman así. Es como pretender que los californianos llamen a Los Ángeles por el nombre completo que le dimos los españoles: "El Pueblo de Nuestra Señora la Reina de Los Ángeles de Porciuncula" (verídico). No me extraña que en rebeldía le llamen L.A.

La verdad, podría haber buscado una mejor foto para ilustrar lo que quiero decir, pero estos carteles de calzoncillos, preservativos y películas de Bollywood me sirven. A pesar de que hay mayoría de indios con un color de piel oscuro rojizo precioso, no verás ni un solo modelo con ese color de piel. Todos tienen la tez caucásica y rasgos occidentales o indios. El sistema de castas está abolido aunque subyace y yo noto todavía un tufillo racista al ver como el color de la piel de los trabajadores se aclara progresivamente al subir en el escalafón laboral. Una pena.


Por la noche nos acercamos a la playa que los indios llaman "la mejor de india" Kovalum. Y nos llevamos esta sorpresa.

La verdad, Varkala era mejor, pero Kovalum es más famosa por estar al lado de la capital. Es algo así como Waikiki Beach, hay mejores playas en Hawai, pero esa está en la mitad de la capital, Honolulu.


Por lo menos pudimos tener nuestra cena romántica con la música de las olas. El vídeo solo merece la pena si tienes altavoces para oír el mar.

La capital solo fue una parada técnica para nuestro objetivo, visitar la punta sur de la India (nos lo recomendaron los indios de la boda) para cumplir nuestra misión, nos levantamos a las 4:30 AM para salir en taxi a las 5:00 AM. Esto si que son unas vacaciones de relax. Claro, nos amaneció en la carretera. Otra foto para la colección.

Con los primeros rayos pasamos por este templo hindú y nuestra avidez de experiencias nos empujó a visitarlo

Tranquilidad, no voy a explicar en qué consiste la religión hindú, sus purificaciones, sus dios mono, dios elefante, etc. Se me quitó la curiosidad después de la experiencia.
El templo por fuera es muy bonito,
Pero a medida que te vas acercando las cosas empiezan a retorcerse, como esta serpiente. Primero me hacen quitarme la camisa (todos los hombres van descamisados) y dejar los zapatos a la entrada ¿los volveré a ver? Solo me he traído un par para ir ligero. Una vez descalzo, semidesnudo y a la mitad del largo pasillo de entrada, me hacen dejar la cámara. Eso me da muy mal rollo. ¿Que hacemos? ¿Media vuelta a por los zapatos? La cámara vale más de lo que estos ganan en 10 años. Pero tienen taquillas ¿Vamos a abandonar ahora? No quiero ofender a esta gente en su templo. Ni sentir que he ido a la India pero solo en plan turista pijo. Bueno, seguimos. El templo es cada vez más oscuro y paredes, pilares y techos (muy bajos) están labrados en figuras humanas, animales e híbridos de los anteriores. A lo largo de los pasillos la luz del amanecer se filtra entre los huecos iluminando con haces casi horizontales el humo del incienso que ocupa el templo como niebla. El indio que se nos ha ofrecido como guía nos va señalando con su inglés básico donde están los diferentes dioses, a cual más tétrico. Yo tengo que ir semi inclinado para no darme con el techo cada vez más bajo. La gente se agolpa para rezar ante las estatuillas o para hacer unos cantos guturales que me recuerdan demasiado a las películas de Indiana Jones. No veo la hora de terminar el maldito tour del templo maldito. El indio se esfuerza en mostrarnos las peculiaridades del templo y sus columnas huecas que, al ser golpeadas, emiten unos sonidos curiosísimos, pero yo no estoy para conciertos.

Por fin volvemos a las taquillas y me devuelven la cámara. El guía nos pide una "cuota" desorbitada. Es muchísimo menos de lo que te cobran para visitar el Monasterio del Escorial, pero nos está timando y eso me molesta mucho. ¿Que hago? ¿Me niego a pagarle? ¿La monto en un templo? No me merece la pena, para mí no es dinero, pero hemos sido otros dos turistas engañados. Por lo menos no tengo que seguir recorriendo la India descalzo.


Nos hemos salido de Kerala, esta región se llama Kanniyakumari. Estamos cogiendo el ferry que nos lleva al Cabo Comorín, la punta sur de la India, donde limitan tres mares, o, más propiamente dicho, dos mares, el Arábigo y la Bahía de Bengala y un océano, el Índico.

Por si no fuera poco el mal trago del templo hindú, las colas de gente, los mendigos, leprosos y deformes, debido al madrugón nuestra hora de tomar la pastilla de la malaria nos pilló con el estómago vacío (hacía horas que ya habíamos desayunado) y en un ferry soportando oleaje y mucho viento. Se nos puso el estómago del revés por el resto del día. Naomi cogió fiebre y no pegó ojo en toda la noche.

A pesar de todo y, aunque suponga un sacrificio, ver la maravilla del Vivekananda Rock Memorial es algo que millones de personas están dispuestas a hacer.

Pero todos esos millones de personas son indios (concretamente 100 millones) para ellos es un monumento sagrado y un lugar de peregrinación para los Hindúes. Nosotros teníamos náuseas y un cabreo enorme por haber pasado tantas penurias para ver algo que no nos decía gran cosa, sobre todo cuando tienes ganas de vomitar y dormir (en ese orden, por favor). Imagínate lo poco interesante que le puede parecer besar al Apóstol Santiago a un indio mareado y mosqueado.

Pero no todos los indios de esta parte son Hindúes (religión mayoritaria) o Islámicos (secundaria). En la India hay un 2% de cristianos, pero en Kerala hay un 20%. Y se hacen notar mucho.

Estas estrellas de papel las ves colgadas de todas partes durante la navidad. En los edificios, comercios y hasta en los taxis.

Kerala es la región con menos analfabetos de toda la India (solo un 10%) ¿Qué ocurre cuando mezclas azul y amarillo? Que tienes verde. Y ¿cuando mezclas cultura y pobreza? Que tienes comunismo.

No pretendo insultar ni criticar, solo constato lo que creo que es generalmente un hecho. Piensa en los países asiáticos y centroamericanos que han abrazado el comunismo.


A mi me gustan mucho los plátanos, por lo que a mí esto me parece interesante y a mis hermanos seguro que también. Por cierto, estaban muy ricos, pero los mejores, los verdes, estaban de muerte y, aunque te los comes verdes, han sido los plátanos más dulces que nos hemos comido.

Al final del día no estábamos para muchos trotes, así que nos dimos una pequeña vuelta por el Veli Lake Park.

Este pájaro es un encanto. Se come las larvas de los mosquitos que, para colmo de males, nos amargaron un poco el viaje, no solo por el picor, sino porque la malaria no está erradicada en la India (si en Omán) y, aunque estábamos tomando medicación al contrario de la mayoría de los turistas que simplemente asumen o ignoran el riesgo, a uno le queda siempre esa incomodidad de la duda.

Estamos tomando algo en un restaurante flotante viendo el atardecer. Los indios son generalmente tranquilos y amables, pero siempre está el membrillo de turno.

Las mujeres son de lo más exótico con sus saris de colores. Es curioso ver lo tradicionales que visten y el esfuerzo de llevar esa ropa cuando no es lo más cómodo para ponerse sobre los hombros. Además, es todo seda, no se puede meter en la lavadora.

En cambio, los hombres dan la espalda a la tradición y visten de forma occidental. Vale, quería poner la foto y he tenido que contar algo que lo justifique, pero es todo cierto. Lo juro por que se me caiga el techo del bazaar encima.

4 comentarios:

  1. Supongo que los mareos y los mosquitos son el mínimo precio a pagar por haber podido disfrutar de este estupendo viaje.

    Ale, a seguir viajando, que desde aquí (casita) se ve de las mil maravillas.

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  2. Gracias Gon. La verdad es que este fue el peor día por lo que me ha salido un post un poco negativo (y largo). Lo bueno es que me queda por contar lo mejor del viaje. Intentaré hacerlo cortito y con menos vídeos ya que he visto que la mayoría de la gente no los ve ni amplía las fotos. Voy mejorando poco a poco.

    Un abrazo.

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  3. Bueno Bou, no he podido escribiros porque ando en la Escuela con un montón de trabajo, pero el sábado pasado en la boda de Chus y Cesar hablamos de vosotros y me estoy poniendo al día.

    ¡Vaya viaje y vaya fotooos....!
    ... creo que me voy a abonar a este blog


    Pilar (de Economia)

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  4. Gracias Pilar, veo que has estado ocupada leyendo el blog. No te lo leas todo de golpe que se te van a quitar las ganas de leer mas.

    Te puedes abonar al blog haciéndote seguidora, pero es algo mas bien simbólico.

    Un beso

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