Experiencias de un español en Omán, un tranquilo país en la boca del Golfo Pérsico.

jueves, 30 de abril de 2009

Desierto de Wahiba Sands

On the first part of the journey
I was looking at all the life.
There were plants and birds and rocks and things.
There was sand and hills and rings.
The first thing I met was a fly with a buzz
and the sky with no clouds.
The heat was hot and the ground was dry
but the air was full of sound.

I've been through the desert on a horse with no name.
It felt good to be out of the rain.
In the desert you can remember your name
'cause there ain't no one for to give you no pain.
La, la ...

After two days in the desert sun
my skin began to turn red.
After three days in the desert fun
I was looking at a river bed
and the story it told of a river that flowed
made me sad to think it was dead.


(En la primera parte del viaje
estuve mirando toda la vida.
Había plantas y pájaros y piedras y cosas.
Lo primero que encontré fue una mosca con un zumbido
y un cielo sin nubes.
El calor era ardiente y el suelo estaba seco
pero el aire estaba lleno de sonido.

He estado en el desierto en un caballo sin nombre.
Estuvo bien estar fuera de la lluvia.
En el desierto puedes recordar tu nombre
porque no hay nadie para hacerte daño.
La, la...

Después de dos días en el sol del desierto
mi piel empezó a ponerse roja.
Después de tres días en la diversión del desierto
estuve mirando el lecho de un río
y la historia que contó del río que fluyó
me entristeció al pensar que estaba muerto.)

...............................America, Horse with no name
Por su cumpleaños me llevé a Naomi a acampar al desierto del el Ramlat Al Wahaybah, conocido también como Wahiba Sands.

Peligro camellos. Hay que tener cuidado para no atropellarlos, van a su aire (no es broma).

Las Wahiba Sands son 180 km de norte a sur de dunas de arena. No hay carreteras. Nosotros condujimos hasta donde puede llegar nuestro humilde coche para luego ser recogidos por un 4x4

y llevados al Al Areesh Desert Camp (centro, derecha en la foto de arriba). Está muy bien. Puedes dormir en tiendas de campaña de las que usó el ejército del actual Sultán para derrocar a su padre, el antiguo Sultán o
en chozas de paja con tu propia ducha y WC anexo (nuestra elección).

Por dentro son básicas aunque no están mal, pero nosotros decidimos dormir al raso. Hay que tener en cuenta una cosa, en este desierto hay cientos de tipos de plantas, pájaros, anfibios (sapos, ranas, etc.), mamíferos (camellos, ratones, cabras, gacelas...) y reptiles (víboras, lagartos, gekos...). Pero lo que más hay son insectos (escarabajos, escorpiones...) y arañas (digo "y arañas" porque no son insectos). Tendrás suerte si puedes ver a todos y cada uno de estos especimenes, pero por si acaso, por la mañana, antes de ponerte los zapatos hay que comprobar que no se haya metido un escorpión para protegerse del frío de la noche (accidente típico). Mi hermano no hubiese tenido ese problema hace unos años con lo que le olían los pies. Si Alex, no lo niegues.

En la península Arábiga no hay camellos bactrianos (con dos jorobas) esos están en regiones más frías de Asia. Aquí hay camellos dromedarios (camelus dromedarius , dromedario o camello arábigo, es lo mismo). Se ven muchos en aparente libertad, sueltos por el desierto. Estos son hembras y siempre pertenecen a alguien. Los machos se mantienen en rediles para controlar la reproducción y evitar peleas entre ellos. En Omán se crían principalmente para las carreras de camellos, pero también por su leche, su carne y
para transporte.

El desierto está lleno de beduinos. No en vano beduino viene del árabe y significa morador del desierto. Siguiendo ese hilo, los moradores de las arenas o bandidos tusken de la Guerra de las Galaxias también son beduinos o, como dicen aquí, bedu.
Las mujeres bedus como ésta se ganan unos riales vendiendo artesanías
o haciendo tatuajes con henna.

Los hombres en cambio se dedican a otras cosas como ésta:

Este beduino omaní estaba como una cabra, y nosotros sin cinturón de seguridad (porque no había). Este vídeo de 18 segundos hay que verlo.

Las dunas son muchisimo más grandes de lo que uno se puede imaginar. No veo posible atravesar este desierto a pie. No puedes llevar el agua suficiente para el esfuerzo necesario.

En 4x4 es otra cosa. La verdad, es una experiencia muy emocionante.

Hasta que te quedas atrapado, claro.
Después de empujar tienes arena hasta en la partida de nacimiento (durante días)

y hasta grasa si te toca hacer reparaciones de emergencia (aquí no llega el RACE). Bueno, si, miento. Hay un servicio de rescate especializado en sacar a pardillos (normalmente expatriados como nosotros) de las dunas. Es muy normal, no es nada fácil conducir por la arena.
Nosotros aprovechamos las paradas para inmortalizarnos en las arenas eternas. La experiencia es muy especial. Era mi primera vez en un desierto de arena. Me sentí como quien ve el mar o la nieve por primera vez.

Las arenas finas y rojas no se pueden comparar a la playa. Debido a su finura y sequedad, la arena no se pega, pero acaba en todas partes.

Esta foto está tomada desde la cima de una duna. Los coches de abajo no son juguetes teledirigidos de los chavales bedus.


Y esta es la mejor rueda que puedes llevar. Un neumático para desierto. Es muy grande y redondo para aumentar la superficie de contacto. Si no lo tienes hay que bajar la presión de las ruedas un 50%.

Esta foto no es mía, pero me sirve para contar que el único ski (snowboard) que hemos hecho este año ha sido sobre arena, no sobre nieve. La verdad, es muy parecido, hasta mejor aún que el ski (el terreno es más homogéneo) pero tiene un grave problema. Las dunas no son montañas y tras una corta bajada solo es posible subir una vez a pie (dos no) o varias veces en 4x4, por lo que no tiene continuidad.
Después de hacer el cafre un rato,
nada como un romántico atardecer.
dando paso a Orión, el gran cazador (sobre mi cabeza).

Si no consigues ver las constelaciones, una shisha (cachimba) puede ayudar. El nombre correcto es hookah (del hindú). Aunque para ser sincero, lo único que tienen es tabaco con sabor a manzana, menta o naranja. En Omán, aparte de las bebidas alcohólicas que puedes comprar en unos pocos sitios (si tienes licencia) o beber en unos cuantos restaurantes y garitos, ni siquiera puedes comprar alcohol de quemar en la farmacia o medicinas que den sueño, como la Couldina® (salvo algunas con receta).



Por supuesto, nosotros nos trajimos nuestras cervecitas, nuestras aceitunas, jamón (cortesía de unos amigos recién venidos de España), etc. Todo al calor del fuego, ya que por la noche baja la temperatura, y con música bedu en directo. Es muy rítmica, muy africana. El vídeo con comentarios y música y baile bedu (28 seg.) os lo podéis saltar si no os apasiona el tema (pero os perdéis el ¡páralo Paul!).

Con doble manta (de algodón/poliéster y de estrellas) nos metimos en la cama. Ojalá (que viene del árabe inshala) pudiera dormirme todos los días contando estrellas fugaces.


La experiencia fue buenísima, pero nos quedamos con ganas de haber conducido nosotros. De modo que cuando vinieron a visitarnos a Omán nuestros amigos Raúl y Gonzalo, alquilamos un coche,
le lavamos el limpiaparabrisas,
compramos provisiones

y pusimos rumbo al desierto.

Cuando vino la tele con Madrileños por el mundo alquilé con mucha antelación en Hertz un 4x4 y me dieron una tartana viejísima. Estaba indignado. Así que decidí no volver a usarlos. Esta vez usé la marca XXX, que no puedo mencionar por lo que ocurrió después. El caso es que tenían mi reserva pero se habían despistado y no tenían ningún coche preparado. Así que nos llevaron a su parque móvil y sólo tenían unos coches hechos una pena, a cual peor. Al final nos llevamos 2,9 toneladas (peso exacto) de Toyota Prado. Un bicho más viejo y con más kilómetros hechos que la sonda Voyager 1, pero mucho más grande. Desde el principio tuvimos la luz de fallo de motor encendida y un ambientador con olor a plástico quemado saliendo de la caja de cambios. El próximo alquiler uso AVIS y os cuento.


No nos apetecía ser los típicos pardillos que se quedan atascados en la arena del desierto. De hecho, es muy peligroso, basta perderte para meterte en un buen lío. Así que fuimos al campamento y por 6 € nos permitieron seguir a otro coche que estaba dando un tour por la tarde. Aquí estoy yo siguiendo al coche primero y luego Gonzalo.

Como veis en el vídeo, al principio estábamos muy calmaditos, pero luego fuimos cogiéndole la técnica (es difícil) y la confianza. Es importantísimo mantener la inercia del coche, altas revoluciones y nunca parar cuesta arriba, siempre cuesta abajo. Entre otras cosas.

Demasiada confianza, esto se lo hice yo al bajar una duna a lo bestia. De hecho cogimos más confianza que el guía, que no era el loco del otro día. Este controlaba menos y tenía un Mitsubitshi Pajero (fuera de España los Monteros se llaman Pajeros) con cambio automático que iba fatal. Lo ideal es manual, para llevar el control de la tracción. El cambio del Pajero perdía tracción y se estaba quedando todo el tiempo. Puedo decir con orgullo que la única vez que nos quedamos atascados fue precisamente sacando al guía, que se había metido hasta las puertas en la arena.

Con tanto atasco del guía se nos echó la noche encima. Nos tuvimos que dirigir apresuradamente de vuelta al campamento sin parar (para que el guía no se quedase atascado).

Gonzalo se apuntó al club y se hizo presidente, terminó de reventar el parachoques porque el sádico no solo no frenaba antes de bajar la duna ¡aceleraba! Como no queríamos quedarnos atrás perdidos en el desierto, no paramos y el parachoques se quedó allí.

Y todo siguió torciéndose; casi de noche el coche del guía volvió a quedarse atascado, una tormenta de arena empezó a levantarse y nosotros sin saber dónde estábamos. El vídeo de abajo hay que verlo:


Al estar con buenos amigos, todas estas desventuras eran aventuras. Nosotros encantados. Al final unos bedus encontraron el parachoques y nos lo trajeron ¡Qué majos! pero lo mejor de todo fueron los del campamento. Se pusieron de noche a montar el parachoches ¡Con alambre de acero!

Tuvimos que insistir muchísimo para que nos aceptaran unos riales en agradecimiento.

De vuelta en Mascate, devolvimos el coche, lo inspeccionaron y no encontraron ningún problema ¡JAJAJAJAJA! De hecho, nos cobraron menos porque yo encargué un coche razonablemente más pequeño y nos dieron el monstruo ese (que se portó como un campeón, todo sea dicho). Yo os recomiendo que si alquiláis un Toyota Prado en Mascate, que comprobéis que no os lo dan con un parachoques cogido con alambre.