Experiencias de un español en Omán, un tranquilo país en la boca del Golfo Pérsico.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Perdido en mi habitación

JUEVES. Primer día en Omán.

Estar en un país extraño, sin coche y con unas temperaturas de espanto durante día y noche no invitan a salir a pasear. Pero si encima estás en pleno Ramadán, casi todo está cerrado hasta la noche. Casi no hay taxis (están durmiendo), no hay restaurantes (están en ayunas) o bares (aquí solo se bebe alcohol en tu casa, en algunos restaurantes y en los Hoteles, y en Ramadan están cerrados) así que mejor quedarse en casa.

Si la calidad del hotel se midiese por el tamaño del minibar, este sería un 9 estrellas. Tenemos una nevera/congelador en la habitación (a la izquierda).

Por fortuna un chofer y un encargado de la empresa que va a trabajar para la mía en el proyecto Omaní (de eso hablaré otro día) nos llevan al hipermercado a comprar provisiones al caer la tarde. Es como un Hipercor donde casi todo está fabricado en India. Lo curioso es que con esto del Ramadán está abierto hasta la 1 de la noche. Otra curiosidad, el Hiper se llama Lulu.

VIERNES. Segundo día en Omán. El viernes es el festivo oficial en el Golfo Pérsico. En los Emiratos el fin de semana es viernes y sábado. Aquí es jueves para algunos y viernes para todos.

Todo está cerrado todo el día. No salimos de la habitación. Por suerte tenemos servicio de habitaciones y muchas películas. Algo de descanso tampoco viene mal.
Estas son las vistas desde nuestra habitación. Mascate está muy disperso. Es muy lineal pues discurre entre el mar y la montaña. Cada zona varía un poco, pero no ves edificios muy altos. Hay algo de verde, al contrario que Dubai. Pronto mandaré más fotos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario